
Mondiacult 2025, la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible que se celebrará en Barcelona del 29 de septiembre al 1 de octubre, acogerá la presentación del museo virtual de objetos robados en el que la institución lleva trabajando desde 2023. Un proyecto diseñado junto a la Interpol y el ganador del premio Pritzker (el galardón más prestigioso del campo de la arquitectura) Francis Kéré .
Así lo han anunciado este jueves Ernest Urtasun y el subdirector general de la UNESCO Ernesto Ottone, en la presentación de la cumbre que reunirá a ministros de Cultura de todo el mundo.
Según avanzó la directora de la UNESCO Audrey Azoulay a The Guardian en 2023, se habían propuesto crear el primer museo de realidad virtual inmersiva de objetos culturales robados a escala global, además de sensibilizar al público sobre las consecuencias del tráfico ilícito de bienes culturales y contribuir a la recuperación de objetos robados. “El objetivo del museo no es ampliar su colección, sino vaciarlo gradualmente a medida que se vayan recuperando objetos perdidos”, añadió.
La elección de Keré para su diseño se basó en la capacidad del laureado arquitecto de Burkina Faso para “pensar espacios pensando fuera de lo común” y “poder vincular íntimamente lo material con lo inmaterial”. “Sus diseños toman la forma de un árbol baobad, fundamental para la vida de muchas comunidades africanas y que sirve como símbolo de resiliencia”, añadió.
La directora indicó que la arquitectura del museo estaría basada el Guggenheim de Nueva York, “famoso por su camino en espiral. Al circular virtualmente, los visitantes podrán encarnar la búsqueda del arte robado en todo el mundo”. La principal característica del edificio será una “rampa” extensible, contenida en un globo terráqueo que conectará as regiones, países y culturales de los 600 objetos que formará parte de la colección inicial.
Francis Keré se convirtió en 2022 en el primer africano en recibir el Premio Pritzke, reconocido por “empoderar y transformar las comunidades a través de la arquitectura”, por su compromiso social y por el “uso inteligente de materiales locales”. El fallo del jurado destacó que el artista trabaja en países trabaja en países marginados llenos de limitaciones, “donde la arquitectura y la infraestructura están ausentes”, y haber construido desde escuelas a edificios cívicos a instalaciones de salud.