Pekín. Majestuosidad, historia, disciplina, son adjetivos que podrían resumir más allá del mero paso de los contingentes con los cuales China se mostró nuevamente ante el mundo, esta vez para conmemorar los 80 años de la victoria en la guerra que libró contra Japón.

El gigante asiático avanza para tomar la batuta en un mundo donde, a decir del propio presidente Xi Jinping, la humanidad se enfrenta nuevamente a una elección entre “la paz y la guerra, el diálogo o la confrontación”.

En el despliegue del poder militar chino, en la histórica plaza de Tiananmen, se presentaron fuerzas terrestres, marítimas y aéreas, que en su mayoría nunca antes habían sido expuestas al mundo, entre ellas unos enormes misiles nucleares.

Pero en paralelo, el pueblo chino rindió homenaje a los mártires, a sus

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