PEKÍN.– China mostró ayer su poderío en un impresionante desfile para conmemorar el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, una demostración de fuerza mientras busca ejercer una mayor influencia en el escenario global.
En su discurso inaugural, el presidente Xi Jinping rindió homenaje a los veteranos chinos de la guerra, reafirmando su intención de construir una China que no pueda ser intimidada por otras potencias, un objetivo por el que viene trabajando desde que asumió, en 2012.
“El mundo se enfrenta a una disyuntiva entre la paz y la guerra”, dijo Xi. “China representa una fuerza para la paz y el desarrollo. Ningún abusador puede intimidarnos”, añadió el líder chino, vestido con un traje como los de Mao Tse-tung. La renovación y el auge de la nación china “son imparable