A la hora de diseñar claves más resistentes, muchas personas piensan únicamente en combinar mayúsculas, minúsculas, números y símbolos, sin considerar otros recursos adicionales que pueden marcar la diferencia.

Un ejemplo de ello es incluir letras que no suelen contemplarse en los algoritmos que emplean los delincuentes digitales, como la ‘ñ’. Este carácter representa una barrera extra frente a los intentos de descifrado automático, ya que no suele estar contemplado en los diccionarios preestablecidos que utilizan los programas de hackeo.

La seguridad de la información personal y financiera depende, en gran medida, de la calidad de las contraseñas que se utilicen para proteger los dispositivos y cuentas en línea. Cuando estas son débiles, fáciles de adivinar o repetidas en diferentes s

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