Ha sido un buen verano para Vox. Las polémicas agosteñas han ido por los caminos que más engordan su voto: problemas de convivencia con los inmigrantes, falta de coordinación del estado compuesto en la respuesta a los incendios, etc… Hay quien observa que no han necesitado levantarse de la tumbona para beneficiarse de esa dinámica.
Es verdad que sus dirigentes han estado más bien desaparecidos del «mainstream» que se nutre sobre todo de las declaraciones públicas pensadas para ser recogidas por los medios de comunicación tradicionales. Pero este partido, a menudo dibujado a brochazo gordo como un taurino bañado en Brummel, domina mecanismos de propaganda que todavía escapan del radar «boomer». Su éxito entre los hombres menores de 35 años no sale de la nada. Esto se ha empezado a notar en