Buenos Aires.– Bajo un cielo nublado que parecía contener las lágrimas del futbol argentino, Lionel Messi pisó el césped del Estadio Monumental por última vez en un partido oficial de Eliminatorias Sudamericanas. Ante 80 mil almas que coreaban su nombre como un mantra eterno, el capitán de la Albiceleste no solo lideró a su equipo a una goleada 3-0 sobre Venezuela –con un doblete suyo que elevó su cuenta histórica a 34 goles en estas lides–, sino que marcó el fin de una era. Pero ¿por qué este encuentro, en el penúltimo escalón de las clasificatorias al Mundial 2026, se convirtió en su adiós definitivo en casa?
La respuesta yace en una confluencia de tiempo, edad, logros y el inexorable paso del calendario futbolístico, que transforma a los ídolos en leyendas vivas antes de que el silbato