No fue uno de esos fichajes de invierno que obligan a rendimiento inmediato, pero el abismo sobre el que se estaba precipitando el Deportivo en Butarque requería de un golpe de efecto, de alguna cornisa a la que agarrarse. Y ahí estaba Samuele Mulattieri enseñándole las botas al cuarto árbitro tras el descanso para salir al campo a deshacer el entuerto. Y todo se enderezó. No del todo, casi. Al italiano le costó entrar en juego, pero en cuanto pudo ser definitivo, levantó el partido él solo. Una pepita de oro en ataque para un Dépor que lleva más de un año buscando un ariete que sea capaz de canalizar hacia la portería todo ese torrente ofensivo que genera por detrás. El transalpino pide la vez.

Mulattieri entró en esa estirpe de delanteros que marcaron un gol en su estreno

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