Diez religiosas carmelitas descalzas decidieron abandonar el monasterio de Manchay, en Lima, tras más de una década dedicadas a la vida contemplativa. La razón principal fue la “extrema inseguridad física y jurídica” que atravesaban en los últimos años, según confirmó la diócesis de Segorbe-Castellón, en España.
Las monjas habían llegado en 2012 a Manchay, una zona popular y vulnerable de la capital peruana, pero las condiciones sociales dificultaban mantener su carisma de clausura. La decisión se tomó en conjunto dentro del capítulo conventual y contó con el respaldo del arzobispo de Lima, quien consideró la petición como “justa y necesaria”.
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¿Qué papel tuvo el Vaticano en el traslado de las religiosas?
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