Es públicamente conocido que el gobierno de los Estados Unidos de América ha desmantelado los departamentos que gestionaban la aportación de su país a la solidaridad internacional (la mal llamada “ayuda” internacional). Despidió a miles de funcionarios y empleados de la agencia USAID, entre otras. No los necesitaba, pues quería parar de forma inmediata sus aportaciones. Así lo hizo, enviando el 24 de enero pasado cartas de menos de una página a miles de organizaciones, como el Servicio Jesuita a los Refugiados -SJR- en el que trabajo, para que detuviésemos de forma inmediata todas las actividades financiadas desde sus presupuestos.

La administración norteamericana no ha sido históricamente generosa en términos de ayuda exterior. En 2023, ocupó el puesto 25 entre los países donantes, con u

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