Tom Cruise baila en ropa interior por el living vacío, deslizándose en medias por el piso de madera mientras suena Old Time Rock and Roll . Está solo. No hay testigos. Nadie que lo juzgue ni lo observe. Y entonces, por fin, aparece él.
La escena es inolvidable, como también lo es ver a Kevin Spacey en Belleza americana , escapando de su rutina gris para entrenar de noche, fumar marihuana en el garage y mirar su reflejo con una mezcla de redescubrimiento y vergüenza. O Hugh Grant, en Realmente Amor (Love Actually), sacudiendo las caderas en la residencia oficial mientras intenta recordar cómo se sentía vivir sin el peso del traje de Primer Ministro. Incluso Joaquin Phoenix, en Joker , cuando baila solo en el baño mugriento o frente al espejo, dejando salir una parte de sí que no se