Es de tarde, el sol ya se va tras las sierras y baña de dorado el alto de la loma donde vive Jorge Fernández Valdés. Hoy, antes de empezar la tira de los últimos cuatro torneos del Korn Ferry Tour de Estados Unidos, es el mejor jugador argentino de su ranking, “la gira B” del mundo.Pero no todo es dorado en la vida de un jugador de golf.
A sus 33 años, “Jorgito” es un jugador internacional que forma parte de una segunda generación, después de Eduardo Romero y Ángel Cabrera, que escaló hasta este nivel sin antecedentes golfísticos, distinto al caso de Estanislao Goya, contemporáneo suyo y de nivel similar, nieto e hijo de golfistas. Jorge llegó a los seis años a Lomas de la Carolina, cuando su padre, contador, llevó a su familia allí gracias a un crédito, y descubrió que ese verde que rode