El estadio Monumental de Buenos Aires fue testigo de una de esas noches que quedarán marcadas en la memoria del fútbol argentino. Lionel Messi, capitán de la selección, disputó su último partido oficial como local con la camiseta albiceleste y lo hizo a lo grande: con dos goles, iniciando la jugada del tanto de Lautaro Martínez y una conexión emocional absoluta con la hinchada.
El encuentro ante Venezuela de la penúltima fecha de las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial de 2026 estuvo teñido de emoción desde el primer minuto. Messi no pudo contener las lágrimas durante la entonación del himno, consciente de que este sería su adiós a los partidos por los puntos en suelo argentino. Y lo que siguió a esa emoción inicial fue, hablando en plata, una clase magistral.
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