San Juan de Unare era un pequeño pueblo de pescadores que se levantaban en mitad de la noche para cargar sus barcas hasta la orilla y adentrarse en el mar calmo del Caribe. Así lo hicieron sus padres y los padres de sus padres. Hace más de 20 años, sin embargo, se convirtió en un lugar de tránsito de droga y todo cambió. Llegaron las disputas, la rivalidad entre clanes y la muerte. Primero un asesinato, después dos y luego, en dos días de los que nadie se olvida, 78 de una sola vez. A principios de semana, según han publicado medios venezolanos, unos cuantos muchachos del pueblo se subieron a una lancha y no regresaron.

Por Juan Diego Quesada y Florantonia Singer | EL PAÍS

El destino fatal de los vecinos de San Juan de Unare y otros lugares de los alrededores ha aumentado la tensión entr

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