Suben a las lanchas en grupos de doce, cargando niños en brazos y bolsas negras con sus pertenencias, en un rincón del Caribe colombiano, entre la selva y un mar turquesa de postal que marca una de las puertas de entrada a Suramérica, la tierra que abandonaron y a la que ahora se ven forzados a regresar.

Hace un año y cuatro meses que Josué Vargas salió de Venezuela, huyendo de la prolongada crisis económica, social y política de su país, con la esperanza de empezar «una mejor vida» en Estados Unidos.

El joven, hoy de 18 años, atravesó siete países en un mes hasta llegar a Ciudad de México donde esperó la respuesta a su solicitud de asilo por la aplicación CBP One que había creado el gobierno de Joe Biden. Pero todo se derrumbó en enero cuando Donald Trump asumió la presidencia, cerró la

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