Alejandro Ruffo permaneció internado casi dos semanas en el hospital Gandulfo luego de intentar quitarse la vida el mismo día que asesinó a su pequeño, identificado como Enzo. Durante su recuperación, un médico le quitó la intubación y, en esa instancia, el acusado confesó el crimen como un acto de venganza contra su expareja.
Según el relato del hombre, su ex mujer le había solicitado el divorcio días antes del hecho. Con esa frase —“Lo asfixié para mandarle un mensaje a la mamá”— quedó registrado el móvil del homicidio, que ahora forma parte de la causa penal instruida por la fiscal Fabiola Juanatey.
Una vez dado de alta, Ruffo fue trasladado a la Unidad Penitenciaria N° 34 de Melchor Romero. La fiscalía solicitó al Juzgado de Garantías 8, a cargo del juez Gabriel Vitale, que mantenga