Puerto de la Cruz es el lugar desde el que nació la idea misma de viajar a . A finales del siglo XIX, cuando Europa buscaba climas benignos para curas y reposo, esta ciudad se convirtió en laboratorio de un modelo turístico que luego imitarían el resto de islas . Hoy, entre su muelle histórico, sus playas de origen volcánico y su red de jardines, el municipio sigue contando la primera gran historia del turismo en el archipiélago.
La crónica arranca mucho antes del boom del sol y playa . La Bahía de Martiánez y el muelle pesquero atrajeron a comerciantes y navegantes , pero fueron los visitantes en busca de salud quienes fijaron a Puerto de la Cruz en el mapa europeo. Llegaban atraídos por un clima suave, estable y luminoso, y por el abrigo vegetal del Valle de La Orotava . Aquella