Hace dos años, un chaval llamado Óscar del Río , de 17 años, soñaba con ser ganadero. Ahora, dos años después, ha vuelto a la feria y lo ha conseguido. Y, como preveía, está feliz y muy contento de haber apostado por el ganado berrendo negro.
En la feria, que vienen de una explotación de Topas , llaman la atención porque son pequeños «bueyes», aunque los de la nave ganadera sean hembras y su destino sea ser madres. Pero el cencerro que llevan despista. Los de la nave exterior, junto a la de ovino, son machos y sí tendrán como destino ser bueyes o sementales. Son 26 en total, de entre 9 y 11 meses.
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«Son super tranquilos, su principal característica es la mansedumbre», señala Óscar. Hace dos años decía que las vacas de su ganadería llevaban cencerro para que estrenaran algo en