El Cebollón de Torres de Alcanadre, con su característica forma de ovalada, que se asemeja a un balón de rugby, un producto que forma parte de nuestro patrimonio alimentario, que “podemos degustar con los cinco sentidos”, cuyo cultivo estuvo a punto de desaparecer y que hace unas décadas era muy valorado, ha protagonizado este viernes una sesión en el Ciga (Centro de Innovación Gastronómica de Aragón), que ha servido para divulgar esta hortaliza entre hortelanos y cocineros.
Sus cualidades son que es “jugoso, crujiente, con mucha agua y dulce” y presenta tres variedades; blanca, marrón y morada.
El proceso de recuperación de este cultivo comenzó cuando hace 32 años, Guillermo Sabaté, hizo una primera donación, y las semillas pasaron a conservarse en el Banco de Germoplasma Hortícola del