Ni herramienta de sustitución ni enemigo rotundo de la moda. Si hace años los pronósticos sobre la inteligencia artificial (IA) se veían como un peligro, los diseñadores despejan incógnitas: es un aliado para aligerar procesos, visualizar acabados o economizar en muestras de tejidos. Pero nunca el sustituto de un director creativo.
La forma de consumir moda ha cambiado en los últimos dos años. Así lo reflejan los últimos informes de plataformas como Business of Fashion (BOF), que introducía este nuevo actor en el sector desde varios planos: de los algoritmos para el consumidor hasta actividades más artísticas como el estilismo o la fotografía.
“Para mí, la inteligencia artificial no trabaja sola ni sustituye al diseñador: es un compañero de trabajo. A partir de una idea o incluso un boce