Lo que antes era un punto de queja por la falta de vigilancia, hoy se ha transformado en un espacio público con ambiente seguro para comerciantes y clientes.

Patrullajes a pie, recorridos motorizados y la cercanía de los uniformados con la comunidad han permitido que el tradicional tianguis se desarrolle sin incidentes.

Autoridades municipales informaron que esta acción forma parte de la estrategia de recuperación de espacios públicos y proximidad con la ciudadanía, cuyo objetivo es reforzar la seguridad en puntos de concentración masiva. Los locatarios aseguran que el cambio se refleja también en sus ventas: “Cuando la gente ve policías, se siente protegida y regresa. Eso nos ayuda a todos”, dijo María Elena, vendedora de abarrotes.

Cada viernes, cientos de familias llegan al mercado

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