Encender un cigarrillo en casa, en el coche o incluso en una terraza con poca ventilación significa que los niños inhalan lo que se conoce como humo de segunda mano y se convierten en lo que llamamos fumadores pasivos . Según la Organización Mundial de la Salud , este humo contiene más de 7.000 sustancias químicas, de las cuales al menos 70 son cancerígenas . Para los adultos ya supone un riesgo evidente, pero en los más pequeños las consecuencias son aún más graves porque su sistema respiratorio e inmunológico está en pleno desarrollo.
Estudios pediátricos han demostrado que los menores expuestos al humo del tabaco sufren con más frecuencia bronquitis, neumonía, otitis recurrentes y ataques de asma . Incluso en bebés, la exposición está directamente relacionada con un aumen