En un mundo que observa con atención la consolidada "amistad sin límites" entre China y Rusia, surge una inquietante hipótesis que podría alterar los cimientos de la geopolítica actual.

Analistas de defensa internacionales advierten que, tras la fachada de cooperación, Pekín podría estar gestando un plan para lanzar una ofensiva militar contra su vecino del norte , un movimiento que redefiniría el poder global.

El objetivo principal de esta potencial agresión sería el control de una de las regiones más estratégicas y codiciadas del planeta: el Ártico. Con el cambio climático abriendo nuevas y valiosas rutas marítimas, se considera que quien domine el Ártico tendrá una ventaja comercial y militar decisiva en las próximas décadas.

El rol clave de Rusia en una posible Tercera

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