En la política de hoy, la agenda se construye para hacernos creer que quienes ganen, resolverán nuestros problemas, mientras nosotros permanecemos sentados observando y, por supuesto, criticando. Son proyectos en que los protagonistas son otros (unos pocos elegidos) mientras que nosotros somos apenas observadores pasivos.

Las campañas electorales se han convertido en la oferta de seguridad, salud, vivienda, empleo… como si la política fuera una lista de supermercado. Promesas presentadas como ofertas llamativas o mentiras maquilladas para parecer creíbles y poca o ninguna conexión con la realidad. No hay sustento técnico ni recursos disponibles que permitan cumplir todo lo que se promete, pero eso importa poco. La política perdió su épica y su capacidad de convocar activamente. Hoy la pol

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