Hoy, 6 de septiembre, primer sábado de este mes, es una fecha que brinda una oportunidad muy importante para la vida de toda persona. Tanto a nivel individual como general, es decir, para toda la humanidad. No es ninguna exageración ni un cuento o leyenda perteneciente a la imaginación popular, sino que es una PROMESA nada más y nada menos que efectuada por la Madre del Dios y Madre Nuestra, la Virgen Maria, reconocida como auténtica por la Iglesia Católica y acreditada por su cumplimiento en significativos momentos de la Historia.
Traerla hoy aquí, en este capítulo de la serie dedicada a su Teología, tiene un fundamento basado en la singular coincidencia de la misma con este particular tiempo que vivimos, y que voy a relatar sumariamente.
El punto de partida de esta gracia tuvo lugar en