Rodrigo Echeverri tiene algo de artista del Renacimiento: tiene el pelo largo y crespo y una barba recortada con tijeras. Su foto de perfil en el WhatsApp tiene la luz del Salvador Mundi, de Leonardo da Vinci.
Y su exposición en la Galería LGM de Bogotá (calle 73 n.º 20C-73) también tiene algo del espíritu renacentista: al igual que Miguel Ángel, Rafael y compañía, Rodrigo se ha encargado de enaltecer las ruinas, solo que sus ojos no estaban puestos en los escombros griegos y romanos, sino en el piso de las casas de Teusaquillo y en los dibujos de granito y bronce en los lobbies de los cines antiguos, donde los obreros y maestros de obra creaban estrellas y dibujos geométricos imposibles. Echeverri es parte de una generación de artistas brillantes, y compartió horas de cafetería y de tall