MIAMI. - Pocas fragancias despiertan tanta emoción en la comunidad cubana como la colonia Violeta. Creada en La Habana en 1926 por el perfumista Agustín Francisco Reyes, esta fragancia fresca y delicada se convirtió rápidamente en parte de la vida cotidiana. “Los bebés cubanos huelen a Violeta”, una frase que resume cómo esta colonia trascendió generaciones y se instaló en la memoria colectiva de la isla.
La tragedia que forjó un destino
La historia de su creador está marcada por la adversidad. Nacido en Sagua la Grande, en el centro de Cuba , quedó huérfano a los cuatro años tras la misteriosa muerte de su padre, un médico formado en la Sorbona, Francia, que fue envenenado en una visita a una paciente. Su madre había fallecido al dar a luz. El pequeño Agustín creció prácticamente