El esperado estruendo de cohetes, el brillo de litros de pintura negra y el combustible de la emoción contenida durante un año han calentado este año el Cascamorras , una fiesta de Interés Turístico Internacional que ha reunido en Baza a miles de personas por una tradición centenaria.
La caída de las temperaturas y un chubasco a media tarde no han sido suficientes para diluir la centenaria batalla de pintura del Cascamorras, una fiesta de Interés Turístico Internacional que busca el reconocimiento de la Unesco como patrimonio inmaterial de la humanidad.
La multitud ha vuelto a convertir en fiesta la derrota del encargado de encarnar a Juan Pedernal, el enviado de Guadix que ha perdido su batalla casi antes de empezarla.
Poco antes de las seis de la tarde, la hora a la que el esper