En la novela negra, que surge paralela con el desarrollo de las urbes metropolitanas, existe la figura del detective o investigador, que indaga sobre un hecho criminal.
Desde Arthur Conan Doyle, quien inventó al detective Sherlock Holmes, para descubrir los crímenes de Londres que se sucedían en la segunda mitad del siglo antepasado, esta figura ha sido destacada en la literatura mundial.
Raymond Chandler inventó al detective Philip Marlowe; Dashiell Hammett a Sam Spade; Ágata Christie a Hércules Poirot; Manuel Vásquez Montalbán a Pepe Carvalho; Rubém Fonseca a Mandrake; y Leonardo Padura a Mario Conde.
Debido a que la imagen del detective ingresó tardíamente en la justicia colombiana, este ícono necrofílico, está prácticamente ausente en nuestra literatura.
“En Colombia no se puede es