Hace 15 años la sociedad canaria se conmocionó con el caso de Eidher, el pequeño con una enfermedad rara única en el mundo y genéticamente no compatible con la vida. Hoy, algunos lo recuerdan, pero muchos no conocen el desenlace de su historia, contra todo pronóstico llena de vida hasta hoy. «A los 8 meses de embarazo recibí la llamada que ninguna madre quiere tener: mi bebé tenía una anomalía y nos dijeron que era un caso único y que, o bien sufriría un aborto o no sobreviviría al nacer», cuenta Jessica Portillo, madre de Eidher.

Cuando nació, el bebé no podía ver, oír, moverse, sufría cardiopatías, tumores, y problemas a raíz de la malformación genética, a lo que luego se sumaron ataques de epilepsia. Con todo este cuadro clínico y la desinformación respecto a la trisonomía parcial del

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