Las estretagias con que las personas encaran la madurez en tiempos donde avanza la soledad y se necesita un estado atento para que sus vidas fluyan activas.
“Una cosa es estar sola y otra es sentirse sola. Esa es la verdadera soledad”, dice Perla Botbol, de 83 años, detrás de sus lentes gruesos. Su oficio siempre fue el de la docencia: primero en escuelas y desde hace diez años con clases de estimulación cognitiva. Así conoció el hogar Ledor Vador, en el barrio porteño de Chacarita, al que se mudó el 18 de diciembre del año pasado. “Las personas se mueren por vivir en este barrio”, dice Perla con voz calma y risueña. Su mudanza fue “en contra de mis hijos. Es de viejo, me dijeron, aunque nunca lo sentí de esa manera”, cuenta.
Para Perla lo más importante a lo largo de la vida, y más aún