El odio al rico es, por supuesto, milenario, casi tan antiguo como la incomprensión de la fiscalidad. Leí hace tiempo un artículo en Público que firmaba Eduardo Bayona con este titular: «Las rebajas fiscales a las rentas altas en las comunidades del PP hurtan 10.000 millones de recaudación para servicios públicos».
Este titular incluye dos afirmaciones rebatibles: los menores impuestos no «hurtan» nada, y la recaudación no es «para servicios públicos» sino para lo que el poder decida. Si fueran dos verdades, entonces la fiscalidad podría subir sin límites y sin violar derecho alguno.
Aparecen economistas antiliberales, que los hay en abundancia, y los habituales «técnicos de Hacienda» de Gestha, presentados como si fueran pura objetividad científica, y que ante las rebajas de los impue