Donald J. Trump ha pintado su agenda internacional de pragmatismo. Lejano, en principio, de cualquier conflicto armado en tierras foráneas , el presidente de los Estados Unidos parece ir adoptando posturas más propias de ciertos cuadros políticos que lo rodean que de sus prácticas acostumbradas. Concretamente, uno de esos hombres fuertes y creyente en el uso de la fuerza es el actual secretario de Estado, Marco Rubio: hispano, hijo de cubanos y absolutamente frontal en lo que se refiere a las dictaduras en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Este halcón de la Florida parece estar convenciendo a Trump de que y no de la negociación. Una postura contraria mantienen ciertos perfiles de la actual administración; por ejemplo, Richard Grenell, quien hasta hace pocas semanas sostenía conversaciones

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