El Fortín del barrio Belgrano amaneció como quien se alista para una ceremonia antigua: banderas desplegadas, voces que se reconocen en la distancia y un césped que parece guardarse un secreto.Hubo en la mañana una especie de puntualidad peligrosa, esa que anuncian los pueblos cuando saben que algo grande va a suceder y, sin embargo, no quieren adelantar la euforia. La tarde que vino después desmintió la mesura con la sencillez de lo inevitable. La Liga del Ramal ganó 5 a 1 a la Liga Tucumana y cerró la serie con un global que no admite discusión, 8 a 1. Fue victoria numérica, sí; pero sobre todo fue escritura colectiva: cada pase, cada quiebre de cintura, cada bloqueo fue una frase que compuso un texto claro, sin tachas.Desde el primer minuto se percibió que allí no se venía a negociar. L
Copa País: Goleada histórica de la Liga del...

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