Después de un cuarto de siglo sin levantar el trofeo, la tribu fronteriza viajó a la Capital con la obligación de ganar y lo logró con autoridad, llevándose par de triunfos en el Estadio Monumental para sentenciar la serie y poner fin a la sequía de títulos.

Con un pitcheo sólido y oportuno bateo en los momentos clave, Juárez doblegó a los capitalinos en el séptimo y definitivo encuentro, desatando la euforia de los seguidores que hicieron el viaje y de toda una ciudad que soñaba con este momento desde el 2000.

El campeonato significa más que un trofeo para la frontera: representa el regreso de una de las aficiones más fieles al sitio que le corresponde dentro del béisbol estatal. Ahora, los Indios celebran un título que tardó 25 años en llegar, pero que sabe a gloria.

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