Imaginen esta escena que se repite todos los días e innumerable cantidad de veces: una persona entra a una librería, se pasea entre mesas y anaqueles hasta que, finalmente, toma un libro atraída por el título, la fotografía o el diseño.

Pasa sus páginas, lo da vuelta y lee la contratapa. Quien escribió esas líneas lo hizo sabiendo que solo cuenta con esos pocos segundos para captar al potencial comprador: debe ser preciso en la elección de las palabras y en el pulido de las frases.

A estos textos elogiosos en inglés se los denomina blurb; y en castellano, simplemente “contratapa” (y forman parte de los paratextos editoriales), aunque también suelen estar en la solapa, impresos en la tapa o en la franja de papel que la recubre (y en las últimas décadas, además se replican en sitios webs y

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