Tanta oferta abruma. Y es que, en Beirut , siempre hay algo que ver. En la capital libanesa, parece haber una norma no escrita que obliga a que siempre se esté celebrando algún tipo de festival de cine . O, si no, es común encontrarse con focos, equipos de sonido y calles cortadas, porque algún cineasta está rodando su última película en las pintorescas calles de la ciudad mediterránea. La amplia selección, tanto local como extranjera , suele contar con una buena respuesta. Por eso, las proyecciones tienen lugar en cines tradicionales, aunque, a menudo, se usan otros espacios para poder organizar estos encuentros cinematográficos que suelen ir acompañados de discusiones abiertas con aquellos involucrados en la película.
La gasolinera abandonada y reconvertida en cocina comunitaria