Aryna Sabalenka no tiene nada que probar. La fuerza de su tenis, su evolución y depuración y el control mental, aún no de titanio pero increíblemente reforzado para lo que solía ser la bielorrusa, han dado todos los argumentos para que la jugadora, de 27 años , lleve desde octubre de 2024 como número uno del mundo. Lo que le le faltaba, como necesidad personal, como ansia de este 2025 de consolidada consistencia, era poner el lazo de un grande, el cuarto de su carrera. Y loa conseguido, de manera convincente, indiscutible, este sábado en Nueva York.

En la misma pista Arthur Ashe donde ganó el año pasado a Jessica Pegula, Sabalenka ha vuelto a rugir ante otra estadounidense, Amanda Anisimova, que en Wimbledon le apeó de la lucha por el título en semifinales.

Lo ha hecho en una

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