7 de septiembre de 1968. La tarde cálida se preparaba para un nuevo certamen de Miss América , uno de los eventos más arraigados del espectáculo estadounidense. Un derroche de glamour en la pasarela de terciopelo rojo, las sonrisas ensayadas que fue interrumpido por una manifestación que haría historia. Más de 400 mujeres se congregaron en el paseo marítimo de Atlantic City para gritar una verdad incómoda: la belleza no puede ser una prisión.
Convocadas por el grupo New York Radical Women , las manifestantes llegaron desde distintas ciudades, armadas con pancartas, megáfonos la clara idea de que el certamen no celebraba a las mujeres sino que las reducía a objetos . En un acto simbólico, instalaron el ya mítico “El cesto de basura de la libertad” (Freedom Trash Can), un conte