Fue un miércoles 9 de julio de 2008 a la tarde. Beatriz “Chichita” Casciari (78) entró a su casa y encontró a su marido en el sillón. Minutos antes, él le había enviado un mensaje de texto diciéndole que se sentía mal. Ella dejó lo que estaba haciendo, se subió al auto y fue a su encuentro: “Cuando llegué, la puerta estaba abierta y él estaba sentado. ‘¿Qué pasa, Robert? ¿Te quedaste dormido?’, le pregunté . Me acerqué y tenía el rictus hacia abajo. Llamé a emergencias, desesperada. Vinieron, intentaron reanimarlo, pero no hubo caso. ‘Señora, no hay nada que hacer, este hombre está muerto’ , me dijeron. Lo primero que pensé fue: ‘¿Cómo le aviso a los chicos?’”.
Ese día, después de cuarenta años de matrimonio , Chichita quedó viuda por primera vez. Tenía 60, dos hijos —uno de ellos