Axel Kicillof puso una ficha a pleno en la elección bonaerense: se jugó el presente y su carrera futura en alianza con un grupo de poderosos intendentes, los mismos que seis años atrás lo resistían. J avier Milei lo tomó como sparring y focalizó todo el enojo viscera l que manifestaba por “la casta” contra el gobernador al que despectivamente llama “enano soviético”. El PRO parece en vías de extinción pero aportó su armado, nombres y estructura, entregó su identidad y los principales lugares en las listas, todo lo que construyó desde que Mauricio Macri inició su carrera política hasta la derrota de mayo en la Ciudad de Buenos Aires que fue determinante para este momento político.
Los descontentos con la grieta vuelven a expresarse en terceras vías de imprevisible efecto con una heterogé