Barcelona Una Glock 19, una pistola semiautomática que suelen llevar los cuerpos policiales, una Beretta 92, un arma corta muy parecida, y un kaláshnikov, el mítico fusil de asalto soviético. Además de munición, pasamontañas y silenciadores. Era el domingo 27 de julio y dos agentes de la Guardia Urbana vieron un coche que conducía erráticamente, lo intentaron detener, y el coche se intentó fugarse. La persecución descendió por la avenida Vallcarca de Barcelona y acabó en la calle República Argentina, cuando los agentes lograron frenar el coche. En el maletero, encontraron ese arsenal. Conducía a un hombre de origen turco que acabó detenido, pero que al cabo de unos días ya volvía a estar en la calle, acusado de un delito de tenencia de armas.
El crimen organizado turco llega a Cataluña

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