Hay dos problemas básicos al interior de ciertos segmentos de nuestro empresariado. De un lado, un entusiasmo desbordado a partir de indicadores de coyuntura que, en un escenario no deseado, podrían debilitarse. De otro lado, una suerte de pasividad extrema frente a lo complicado de nuestra realidad sociopolítica.
Hoy en día la variabilidad esperada en el crecimiento del PBI es bastante grande. Es conocido que casi el 60% de su dinámica depende de factores exógenos vinculados a un frente internacional que se presenta cada vez más complicado en todos sus extremos, incluyendo el geopolítico.
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En ese escenario, el problema se acentúa cuando