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Esta columna fue escrita por el columnista invitado Camilo Herrera.
En Colombia, hablar de salud mental se ha vuelto moda. Consejos, recomendaciones y diagnósticos circulan en redes sociales, medios de comunicación e instituciones educativas. A primera vista, este auge parece un logro, dejar de esconder el sufrimiento psicológico y atrevernos a nombrarlo. Sin embargo, la visibilización no siempre es sinónimo de comprensión. Hoy la salud mental se ha transformado en un terreno manoseado: banalizada por figuras públicas que opinan sin formación, explotada por influencers que convierten el dolor y malestar en contenido y simplificada por grupos oportunistas que buscan reducir la complejidad de la