Pasado el mediodía la “alta coimera” depositó en la urna uno de los pocos sobres que toca y no contienen dinero. Seria y rodeada de más custodios que de militantes, la hermana presidencial apenas abrió la boca para pedir que sus partidarios “vayan a votar”. Reflejo de una casta corrupta, desenmascarada por sus propios descuidos.

Coincidencia total entre movileras y movileros de las empresas periodísticas apostados en la mesa 212 del Instituto Pedro Poveda de Vicente López. “Está seria, despeinada y no abre la boca”, decían en C5N. “Hay muchos patovicas alrededor, esto parece un boliche”, agregaban en TN. Lo cierto es que, cerca de las 12:20 del domingo la secretaria general de la Presidencia y hermana de Javier Milei hizo el trámite de votación en el menor tiempo que le fue posible.

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