Los tomates  se han convertido en un símbolo de frescura y sabor en nuestras cocinas. Sin embargo, existe un hábito muy común que podría estar arruinando sus propiedades.

Aunque la primera reacción de muchos consumidores al llegar de la compra es guardarlos en la nevera para alargar su vida útil , esta práctica podría ser un error irreparable para la calidad del fruto.

Un agricultor valenciano, con amplia experiencia en el cultivo ecológico, ha explicado en redes sociales los motivos por los que este gesto debe evitarse .

Las razones para no guardar los tomates en el frigorífico

El hortelano valenciano conocido en TikTok como La Horteta de Bussy ha advertido a sus seguidores de que meter los tomates en el frigorífico es «un fallo muy grave». Según explica en uno de sus vídeos virales, el frío actúa como un enemigo que deteriora los aspectos más valiosos de este alimento : su textura, su aroma y, sobre todo, su sabor.

Las bajas temperaturas alteran los tejidos internos del tomate y frenan su proceso natural de maduración . Esto compromete su jugosidad y provoca que pierda la riqueza aromática que lo caracteriza.

Cómo el frío interrumpe la maduración de los tomates

Una de las consecuencias más graves de meter los tomates en la nevera es que su maduración se interrumpe de forma irreversible . A diferencia de otros alimentos, este fruto sigue desarrollando sabor y aroma después de ser recolectado.

No obstante, una vez expuesto a temperaturas inferiores a los 10 ºC , ese avance se detiene en seco y ya no vuelve a activarse aunque se devuelva a temperatura ambiente.

En palabras del propio agricultor, esto significa que el tomate ya no evoluciona y se queda insípido . Así, al buscar conservarlos más tiempo, en realidad se sacrifica la posibilidad de disfrutar de todo su potencial gastronómico.

Qué ocurre con la textura del tomate al guardarlo en la nevera

Otro de los efectos del frío se manifiesta en la textura del fruto. Las paredes celulares del tomate son extremadamente delicadas, y al romperse por la acción de las bajas temperaturas, el resultado es una pulpa con consistencia arenosa .

Esta transformación explica por qué los tomates refrigerados resultan poco agradables al paladar y decepcionan en ensaladas o guisos donde la frescura es clave.

El impacto del frigorífico en el sabor y aroma del tomate

El factor definitivo que confirma el error de guardar los tomates en el frigorífico es la desaparición de los compuestos volátiles responsables de su perfil aromático.

Estos elementos, esenciales para su sabor, dejan de generarse cuando las enzimas se inactivan con el frío. Como concluye Bussy en su vídeo, «si eres un tomate lover y quieres comerlo en las mejores condiciones, no lo metas en la nevera ».

Dónde y cómo conservar los tomates correctamente

La recomendación es sencilla: mantenerlos siempre a temperatura ambiente , en un lugar fresco y alejado de la luz directa. De esta forma, no sólo conservan su frescura, sino que continúan desarrollando todas las cualidades que hacen del tomate uno de los alimentos imprescindibles de la cocina mediterránea .