A pesar de la magnitud del problema, la educación no figura entre los principales temas de preocupación de la opinión pública. En los últimos 30 años la agenda de los argentinos giró en torno a la inflación, el desempleo, la inseguridad y la corrupción.
Para la mayoría, las principales preocupaciones tienen que ver con asuntos que requieren respuestas y gestos políticos inmediatos. Es difícil para los ciudadanos pensar en el largo plazo y darle prioridad a proyectos que requieren planificación que debe ir más allá de uno o dos períodos de gobierno - como sería el caso del proyecto educativo - y cuyos efectos no siempre se ven en el corto plazo.
El agravamiento de los problemas urgentes ha desplazado la trascendencia de la educación. Ya en 2014 (11 años atrás) escribí una nota destacando