La elección legislativa en la provincia de Buenos Aires no solo puso en juego el futuro de Axel Kicillof y el gobierno de Javier Milei : también expuso las estrategias —y debilidades— de dos de los principales referentes políticos de las últimas dos décadas, Cristina Kirchner y Mauricio Macri.
Ambos, hoy relegados en sus propios espacios, atraviesan un momento de fragilidad política y personal. La exvicepresidenta encaró la campaña desde su departamento en Recoleta, bajo prisión domiciliaria por corrupción, con mensajes virtuales contra Milei y llamados a votar por el peronismo. Macri, en cambio, eligió el silencio: delegó la conducción del PRO en Cristian Ritondo y se mantuvo alejado de la escena, refugiado en su vida personal y hasta participando en el Mundial de Bridge en Dinamarca