Cuando se cumplen cien años del nacimiento de uno de los virtuosos del swing y el jazz, Oscar Peterson, su música, engranaje entre los primeros maestros como Duke Ellington, y las nuevas generaciones, se consolida con el paso del tiempo. Ahora también se editan en España las memorias del pianista, 'Mi vida en el jazz' (Libros del Kultrum), donde expone su perspectiva del oficio: «La perfección es lo único que vale», dice. Una frase que sirve para resumir su trayectoria y sus interpretaciones. Como 'Tristeza', registrada en 1971, un tema cuyo título evoca lentitud y melancolía, pero que acelera el tempo hasta el extremo, sin fallar una sola nota, transmitiendo todo lo contrario. Así era el genio de Peterson, que a lo largo de su carrera ganó ocho premios Grammy y grabó más de medio millar d
Unas memorias sobre el jazz y los misterios musicales

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