1) Disfrutar y ganar, y viceversa
Cuando se ríe, a Alcaraz no le cabe la dentadura en la boca. Es uno de sus gestos identitarios. Juega pasándoselo bien. En cierto modo, esa capacidad de abstraerse de la presión provoca envidia, en especial porque en su disciplina proliferan los ejemplos de tenistas a quienes el estrés devora. Los deportes individuales exigen de una entereza mental que Alcaraz no solo acepta sino que voltea y transforma en buen rollo. Al otro lado, Sinner ni siente ni padece. Es una suerte de Buster Keaton con una raqueta en las manos. Anoche Alcaraz rió el primero. Y también el último. Y, habitual en él, durante. El tipo disfruta y gana. Eso le hace único.
2) Del ‘Big three’ al ‘Big two’
Esa distancia radical entre el talante de Alcaraz y Sinner sustenta y alimenta l