Qué tristeza hemos sentido todos este verano cuando íbamos conociendo el cada vez más desolador e impresionante impacto de los incendios en nuestro país: en apenas dos semanas de agosto, más de 358.000 hectáreas fueron calcinadas, elevando el balance anual por encima de las 400.000 hectáreas, una cifra inédita que lo posiciona como el año de peores registros. Solo en el último mes se produjeron 130 incendios, que arrasaron una superficie equivalente, como explicó gráficamente el presidente Pedro Sánchez, a casi seis veces la isla de Ibiza.

Este desastre no solo se limitó a Castilla y León o Galicia, sino que golpeó también Cataluña, Madrid, Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. El saldo es trágico: además de la destrucción y los miles de evacuaciones, cuatro personas perdieron la v

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